Por: Gabriela Durán Beltrán
¿Alguna vez te has sentido herida y te has dado cuenta de que la razón no era para lastimarte tanto?
Mi papá era un buen hombre, muy gracioso. Siempre tenía una canción para aligerar los viajes y una broma o un comentario que me hacía reír. Él tenía muy buen humor, sin embargo, frecuentemente me ponía apodos, se burlaba de mí. También me contaba un cuento que causó una profunda huella en mi ser. Él me contaba que mi mamá y él habían tenido un niño verde, pero que un día en el parque, alguien lo había robado y lo habían intercambiado dejándome en su lugar.
Estoy segura de que la intención de mi papá era divertirme, despertar mi imaginación o mostrar su deseo inconsciente de que en realidad quería que su primogénito fuera un niño. Fuera como fuera, estas conductas causaron heridas profundas que he ido descubriendo en mi trabajo personal a lo largo de los años. Desde miedos profundos que generaban síntomas como asma o rinitis alérgica, hasta temas de inseguridad y creencias limitantes que bloqueaban mi desarrollo. Así es como mi niña interior fue lastimada.
¿A qué se refiere el concepto del “niño interior”?
El concepto del "niño interior" se originó en la teoría del psicoanálisis, desarrollada por Sigmund Freud y otros psicoanalistas en la primera mitad del siglo XX. En particular, el psicoanalista suizo Carl Jung fue uno de los primeros en utilizar la metáfora del "niño interior" para describir la parte inconsciente de la personalidad que está ligada a las experiencias infantiles y a los patrones emocionales y de comportamiento que se desarrollan en la infancia.
A lo largo del tiempo, el concepto del "niño interior" se ha ampliado y ha sido utilizado por diferentes corrientes de la psicología y la psicoterapia. Actualmente, se entiende que el "niño interior" representa una parte de la personalidad que está ligada a las experiencias emocionales de la infancia, incluyendo las necesidades emocionales y los traumas no resueltos. La idea es que estas experiencias pueden influir en los pensamientos, sentimientos y comportamientos de los adultos, y que trabajar en la sanación del "niño interior" puede ayudar a aliviar el dolor emocional, y mejorar la salud mental y, por ende, la calidad de vida.
Hay varios signos que pueden indicar que nuestro niño interior está herido. Algunos de estos signos pueden incluir:
Problemas emocionales persistentes: Si sufrimos de manera persistente alteraciones como ansiedad, depresión, enojo o vergüenza, es posible que estos problemas estén relacionados con heridas en nuestro niño interior.
Patrones de comportamiento repetitivos: Si identificamos que repetimos patrones de comportamiento que nos bloquean y que, a veces, nos obligan a tener comportamientos que no se ajustan a nuestra edad actual, es posible que esto tenga relación con heridas generadas en la niñez. Algunos ejemplos de estos comportamientos pueden ser: buscar constantemente la aprobación de los demás, evitar situaciones nuevas o desconocidas por miedo al fracaso o al rechazo, autocriticarnos constantemente, tener sentimientos de no ser suficientes o la necesidad de controlar todo a nuestro alrededor.
Reacciones exageradas a situaciones cotidianas: Si reaccionamos de manera exagerada a situaciones cotidianas, como sentirnos abrumados por tareas simples o tener una respuesta emocional intensa a algo que no debería molestarnos, es posible que estemos experimentando una herida en nuestro niño interior.
Problemas de relación: Si tenemos problemas para establecer relaciones saludables o para mantener relaciones a largo plazo, es posible que las heridas en nuestro niño interior estén afectando nuestra capacidad para conectarnos con los demás.
Sentimientos de falta de propósito o significado: Si nos sentimos sin rumbo o sin sentido en la vida, es posible que esto esté relacionado con esta parte interna de nuestro ser.
Es importante tener en cuenta que estos signos no siempre indican una herida en el “niño interior”, pero si llegamos a experimentar varios de estos signos, puede ser una buena idea explorar si hay heridas no resueltas en infancia y buscar ayuda profesional para abordarlas.
Trabajar con el niño que vive en el interior de nosotros es la manera más rápida y poderosa de realizar cambios terapéuticos.
¿Cómo afecta un “niño interior herido” a un adulto en su entorno laboral?
Los patrones y traumas arraigados en la infancia de una persona pueden manifestarse en su vida adulta y afectar su comportamiento, su toma de decisiones y sus relaciones interpersonales en su lugar de trabajo.
Por ejemplo, un adulto con un niño interior herido puede ser más propenso a tener problemas de autoestima y autoconfianza, lo que puede afectar su capacidad para tomar decisiones y asumir riesgos en el trabajo. También puede tener problemas para establecer límites claros y saludables con colegas y superiores, lo que puede alterar la dinámica en el lugar de trabajo y la capacidad para trabajar en equipo de manera efectiva.
Además, los patrones y traumas arraigados en la infancia pueden manifestarse en la vida adulta en forma de ansiedad, estrés y otros problemas emocionales que pueden incidir en la capacidad de un individuo para manejar situaciones desafiantes y adaptarse a los cambios en el trabajo. Éste es un factor importante que llega a determinar la productividad y la calidad del trabajo, así como la capacidad para mantener relaciones positivas y saludables en el lugar de trabajo.
En general, un niño interior herido puede afectar negativamente la capacidad de un adulto para desempeñarse en su entorno laboral de manera efectiva y saludable. Por lo tanto, es importante para los adultos con un niño interior herido buscar la ayuda adecuada, como terapia o herramientas de autocuidado, para sanar y liberarse de patrones y traumas arraigados en la infancia que pueden estar afectando negativamente su vida adulta.
Ventajas de trabajar en terapia con el niño interior
Hacer trabajo terapéutico para sanar al niño interior es muy útil para mejorar diversos aspectos de nuestra vida. Estos son algunos ámbitos en los que puede aportar mucho autoconocimiento:
Abordar traumas pasados: En mayor o menor medida, todos hemos sufrido heridas emocionales de la infancia. Algunas personas se han visto lastimadas de una forma más importante y han sufrido abuso, negligencia o abandono. Estas experiencias pueden continuar afectando su salud mental y sus relaciones como adultos. Trabajar con el niño interior en terapia puede ayudarnos a abordar estos traumas pasados y desarrollar herramientas para sanar esas heridas.
Romper patrones negativos: Es muy posible que los patrones negativos de comportamiento, como el autosabotaje o las relaciones poco saludables, se remonten a experiencias generadas en la infancia. Al trabajar con el niño interior, las personas pueden identificar y romper estos patrones negativos, lo que lleva a relaciones más sanas y una mayor autoestima.
Mayor autoconciencia: Cuando se genera una mayor comprensión del niño que llevamos dentro, podemos aumentar nuestra autoconciencia y esto ayuda a que comprendamos mejor nuestras emociones y comportamientos. De este modo, podremos avanzar hacia a una toma de decisiones más consciente y hacia mejores relaciones.
Regulación emocional: Las emociones que fueron reprimidas o invalidadas en la infancia pueden continuar afectando nuestra capacidad para manejar y regular nuestro estado emocional de manera efectiva y saludable como adultos. Sanar al niño interior puede ayudarnos a ser conscientes de nuestras emociones, entender su origen, intensidad y duración, y tener la capacidad de modificarlas, controlarlas y expresarlas de manera apropiada en diferentes situaciones, lo que nos llevará a una mayor resiliencia y empoderamiento.
Mayor autocompasión: Al conectarse con el niño interior y abordar heridas emocionales pasadas, podremos desarrollar una mayor autocompasión y autocuidado. Esto nos ayudará a tener a una mejor salud mental y una mayor sensación de bienestar.
¿De qué manera podemos sanar a nuestro niño interior?
Existen diversas técnicas y enfoques terapéuticos que se pueden utilizar para trabajar el tema del niño interior. Estos son algunos enfoques comunes:
Diálogo con el niño interior: Esta técnica consiste en visualizar una conversación con el niño interior y explorar los sentimientos y necesidades que surgen. El terapeuta puede guiar el diálogo y ayudar al individuo a desarrollar una relación enriquecedora y de apoyo con su niño interior.
PSYCH-K: A través de este método se pueden identificar y transformar creencias limitantes que se originaron en la infancia y que pueden estar afectando negativamente la vida adulta. Por ejemplo, alguien que ha experimentado un trauma en la infancia puede haber desarrollado la creencia subconsciente de que el mundo es un lugar peligroso y amenazante. Esta creencia puede ser una barrera para la felicidad y el éxito en la vida adulta.
Constelaciones Familiares: A través de este modelo terapéutico, se pueden identificar y liberar patrones y traumas que pueden estar limitando nuestra capacidad para experimentar la vida de una manera más positiva. Por ejemplo, alguien que ha experimentado un trauma en la infancia puede estar llevando una carga emocional pesada que puede estar afectando negativamente su vida en la edad adulta. A través de las constelaciones familiares, se puede explorar este trauma y liberar al individuo de su carga emocional.
Imágenes guiadas: Esta técnica consiste en ejercicios de visualización guiada para conectar con el niño interior y explorar sus experiencias emocionales. El terapeuta puede guiar al individuo para que visualice un entorno seguro y enriquecedor para que el niño interior se sienta seguro y protegido.
Reparenting: Esta técnica consiste en brindar al niño interior el cuidado y el apoyo que le pudo haber faltado en la infancia. El terapeuta puede animar al individuo a que se provea de actividades de autocuidado y crianza.
Técnica de Liberación Emocional (EFT): Ésta es una forma de psicología energética que implica hacer tapping en los puntos de acupresión mientras se enfoca en las emociones o creencias negativas. Se puede utilizar para trabajar con las emociones y creencias que surgen al conectar con el niño interior.
Terapia Cognitivo Conductual (TCC): La TCC se puede utilizar para identificar patrones de pensamiento negativos y creencias que pueden estar relacionadas con el niño interior. Puede ayudar a las personas a desafiar y cambiar estas creencias negativas y desarrollar estrategias de afrontamiento más positivas.
Atención Plena: Las técnicas de atención plena se pueden utilizar para conectarse con el momento presente y observar pensamientos y emociones sin juzgar. Este enfoque puede ser útil para que las personas se conecten con su niño interior y respondan a sus emociones con mayor conciencia y autocompasión.
En general, trabajar terapéuticamente con el tema del niño interior implica crear un espacio seguro y enriquecedor para explorar heridas emocionales y patrones de comportamiento que se formaron en la infancia. En la actualidad existen muchas opciones y facilidad para encontrar al mejor especialista. No pierdas la oportunidad de conocer a ese niño o niña que vive dentro de ti y que sólo está esperando a que TÚ le des la atención y el amor que necesita.
¿Quieres trabajar hoy con tu niño interior? ¡Contáctame! Puedo acompañarte en este viaje.
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